Retos de futuro y evolución del Cooperativismo vasco y por tanto también de RPK.

Cambiar cuesta y en muchas ocasiones es incómodo. Las rutinas nos atrapan y nos dan seguridad. Falsa seguridad que disimula el miedo de adentrarse en nuevas experiencias que nos obligarán a sacar de nosotras y nosotros cosas que hasta ahora permanecían ocultas. Todo ello es lo que comúnmente llamamos la “resistencia al cambio” o “zona de confort”. Es natural y hasta biológico sentirlo, la elección está en permanecer ahí o avanzar.

Pero eso no les pasa solo a los individuos. Las organizaciones, estamentos o agrupaciones, como suma de personas sufrimos del mismo agarrotamiento ante los nuevos retos.

La evolución lleva entre nosotros millones de años y ni para y desde luego no nos va a esperar a nosotros (no somos tan importantes). Y sobre todo, el futuro será, la elección es si nos será pese a nosotras o nosotros, o lo crearemos.

Hace más de 50 años que el modelo Cooperativo vasco se asentó fuertemente en esta tierra como un modelo fuerte que empezó a llenar nuestros valles y pueblos de una forma de hacer empresa y sociedad distinta. Dicho modelo tiene unos valores fundacionales anclados en la democracia, la responsabilidad y la sostenibilidad del proyecto. Todo esto es regado y alimentado desde la educación, el compromiso y la generosidad. Todo ese sistema tenia y tiene un claro propósito…hacer una sociedad más justa y prospera.

Las cooperativas (si nos comportamos como tal) frenamos la desigualdad, evitamos la deslocalización empresarial, y generamos una sociedad mucho más cohesionada y rica en valores y en personas responsables. Pero no todo es perfecto y genial.

El mundo cooperativo tiene nubarrones. Los nubarrones son buenos, nos ayudan a prepáranos para la tormenta, porque en estos 50 años las tormentas (Crisis-problemas) llegaron y llegarán. Y sirven si los escuchamos.

Las cooperativas no son un modelo éxito asegurado. Serán un éxito si sus cooperativistas se comportan como tal, si asumen su reto y si están preparados en los momentos bueno y en los malos. Las crisis son cíclicas y solo se sale de ellas, con un buen producto, un base económica sólidas y con un proyecto social robusto. Con todo esto se resiste bajo la tormenta, solo por llevar una Coop de apellido no se compite ni se resiste.

Estoy convencido que será nuestro propio modelo, ejercitado correctamente, lo que nos permitirá continuar siendo una empresa referente en el sector y en el entorno. Y todo esto lo haremos juntos y juntas, todas las personas que formamos este proyecto compartido, con nuestro esfuerzo y compromiso colectivo diario.

Las empresas cooperativas tenemos un riesgo y más las que estamos en zonas donde somos una gran minoría social. Tenemos que tener claro que somos…y que no somos, en nuestra forma jurídica el capital queda subordinado al trabajo, por lo que somos una empresa de trabajo (economía social) y no una empresa del capital (Capitalista), por lo tanto, mucho ojo con el contagio. Ni somos lo mismo ni nos comportamos igual…una empresa cooperativa comportándose con clichés capitalistas y con socios comportándose como accionistas en vez de como cooperativistas tiene grandes opciones de terminar mal…muy mal…

Del mismo modo nuestra forma de gestionar, producir, vender, desarrollar, negociar, influir no puede ser la misma que se practicaba por nuestros fundadores, si no nos adaptamos continuamente el mercado y la sociedad nos dejarán fuera.

Los retos no son pocos, el primero es cuidar del proyecto colectivo, darle voz, entender y satisfacer sus necesidades para que sea solvente y sostenible.

El segundo, tiene que ver con los que somos y los que vendrán, serán a los que les dejemos esta nave, se la cederemos para que la lleven a buen y mejor puerto. Para ello necesitamos a los mejores. A los más preparados técnicamente y a los que tengan los valores adecuadas para cuidar de este proyecto que nos dejaron nuestros mayores.

Y para lograrlos, estamos yendo a la sociedad, a aportar y transformarla en la medida que podamos, para generar nuevos valores. Además, internamente, para cuidar de los que estamos y los que estarán, necesitamos dotarnos de procesos transparentes, respetuosos, empoderantes, exigentes y valorativos. En ello seguimos trabajando todas y todos cada día.

Hagamos atractivo el modelo, emocionemos con su obra y su repercusión, soñemos con su capacidad transformadora y apreciemos su impacto sobre una sociedad que nos necesita y por y para la que nacimos. Tenemos un proyecto único y está solo en nuestras obras y decisiones. Disfrutémoslo y vivámoslo.

¡Seamos protagonistas!

Josu Etxebarria. Presidente RPK Sccop.

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